Recordar ese pequeno lavoratorio de casa, el intenso aroma de ponche de huevo.
Ese viejo hombre y el amor por su trabajo , la antigua helederia a su vez heredero del padre.
Y el nino curioso , pasò horas observàndolo , sonando algùn dìa hacer el mismo trabajo.
La pasiòn de una decada por los helados , nos llevò a dejar la Italia por una nueva aventura “La America ” precisamente en Texas , enamorados de su cultura y de su pueblo…